El Día de Muertos es una de las celebraciones más importantes de México, ni más ni menos.
Celebrada el 1 y 2 de noviembre de cada año, esta festividad fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2008.
Para empezar, es necesario mencionar que la celebración del Día de Muertos no representa una ausencia ni es motivo de tristeza sino que es una presencia viva, la posibilidad de reunirse año tras año con aquellos seres queridos que ya no están con nosotros de manera física.
Origen de la tradición
La historia de esta celebración se remonta al siglo XVI, con la llegada de los conquistadores españoles a México.
Se dice que en la Europa cristiana medieval, practicaban un ritual que consistía en poner una mesa con flores y comida para alimentar a las personas fallecidas.
Por su parte, en la región central de México, los indígenas celebraban los rituales de las cosechas desde finales de octubre a mediados de noviembre, fechas que coincidían con el día de los fieles difuntos, según el catolicismo.
Fue así como los españoles introdujeron el altar para sustituir las fiestas de las cosechas, dando origen a esta fiesta mestiza. Con el paso del tiempo se fueron agregando elementos propios de la cultura mexicana como la flor de cempasúchil, dedicada al dios de la guerra, Huitzilopochtli.
Tras la Revolución Mexicana de 1910 y el surgimiento de un claro nacionalismo, el Día de Muertos se convirtió en una fiesta popular que retomó las costumbres indígenas y que se ha convertido en un símbolo distintivo de su cultura en todo el mundo.
¿Cómo se celebra?
Esta festividad ha pasado por diversas transformaciones a través del tiempo, que también han estado relacionadas con las costumbres propias de cada estado.
No obstante, de forma general, los muertos regresan para visitar a sus familiares y amigos y ser agasajados con sus platillos y bebidas favoritas. La tradición indica que llegan cada 12 horas entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre.
Los altares en las casas son decorados con papel picado de colores, velas, incienso, calaveras de azúcar, objetos que fueron preciados para los difuntos y una foto así como juguetes para los niños o tabaco para los fumadores.
En algunas comunidades indígenas, la celebración se desarrolla en los cementerios, se adornan las tumbas y se hacen los altares y ofrendas sobre las lápidas.
A continuación, te contamos más sobre algunos elementos protagonistas de esta festividad.
Flor de cempasúchil
Su nombre, proveniente del náhuatl, significa «veinte flores» o «varias flores».
Se estima que en México, de donde es originaria, existen 35 especies de la flor, de las 58 referidas en el continente.
La flor de cempasúchil es considerada como un símbolo de vida y muerte. Los antepasados la asociaban con el sol debido a su color y por esa razón, la utilizaban en las ofrendas dedicadas a sus muertos.
Según la tradición, se deben usar estas flores para hacer un sendero que guíe a las almas al altar de la casa. Ello, gracias a una de sus principales características, el olor.
Así como la flor de cempasúchil, te presentamos otros tesoros mexicanos escondidos que necesitas conocer.
Pan de muerto
Esta preparación que antecede la conquista y la colonización de América, era llamada pan de mariposa, un alimento a base de maíz seco y amaranto que se marcaba con figuras alusivas al rayo o las mariposas.
Sin embargo, tras la llegada de los españoles, la preparación cambió, resultando en la incorporación de harina, leche y azúcar a la receta.
Pese a que existen múltiples interpretaciones, su significado general está vinculado a la muerte y es una muestra de cariño al recuerdo de quienes ya no se encuentran en el plano terrenal.
La Catrina
“La Calavera Garbancera”, conocida como La Catrina, es un personaje creado por José Guadalupe Posada en 1912.
Este artista mexicano se distinguió por subrayar el carácter festivo de los mexicanos y por protestar en contra de las condiciones del país. Originalmente, la obra solo contaba con un sombrero, los demás elementos del atuendo fueron añadidos tiempo después.
Su nombre hace referencia a las personas que vendían garbanzos. El objetivo de la obra era satirizar a las mujeres que alcanzaban un nivel socioeconómico alto y renegaban de sus orígenes indígenas.
De otra parte, la forma como se conoce viene de la palabra «catrín» que se refiere a un hombre elegante y bien vestido, acompañado de una mujer de las mismas características.
La verdad es que escribir este artículo ha sido un placer.
Te invitamos a consultar el cuaderno «La festividad indígena dedicada a los muertos en México«, un texto lleno de información valiosa relacionada con este tema.
Hasta la próxima.
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