Qué hacer en Roma es una pregunta que tiene infinidad de respuestas.
Desde museos, monumentos y estatuas hasta parques, jardines y galerías, las opciones son innumerables. Por eso y a propósito de la conmemoración de la fundación de la Ciudad Eterna, esta semana te contamos más sobre su historia y las actividades recomendadas durante tu viaje.
¿Cómo fue la fundación de Roma?
Pese a que las circunstancias en que se originó la ciudad se desconocen, cuenta la leyenda que los gemelos Rómulo y Remo fundaron Roma a orillas del río Tíber el 21 de abril del año 753 a.C.
Sin embargo, multitud de pueblos estaban asentados en su desembocadura y la actual Nápoles, siglos antes de esa fecha. Se dice que inicialmente la ciudad estuvo habitada por tres tribus: los latinos, los sabinos y los etruscos.
Bajo este modelo, todos vivían en igualdad de condiciones y con los mismos derechos. Para ese entonces, la base de la sociedad romana era la familia y por tanto, el jefe de cada una de ellas.
Para conocer más sobre este tema da clic aquí para profundizar sobre Rómulo y Remo y aquí para saber más sobre las tribus.
¿Qué ver en la capital italiana?
Roma es un museo a cielo abierto, de modo que hay mucho por ver.
Si es tu primera visita, es fundamental iniciar por los clásicos, es decir, el Coliseo Romano, la Fontana di Trevi, el Panteón, la Plaza Navona y un recorrido guiado por el Vaticano que incluya la Capilla Sixtina, la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos.
Si lo tuyo es la historia, el arte o la arquitectura, necesitas visitar los Museos Capitolinos, el Palazzo Barberini, la Galería Borghese, la columna Trajana, la Basílica de Santa Maria Maggiore y el Moisés de Miguel Ángel.
Lo recomendable es que te dejes sorprender por lo que encontrarás al final de sus calles estrechas y disfrutes de sus atardeceres milenarios.
¿Qué hay para hacer en la ciudad?
No te puedes perder las vistas desde la terraza del Castillo de Sant’Angelo, empápate de la cultura romana en Campo di Fiori, donde puedes hacer algunas compras por las mañanas, recorre el barrio judío y da un paseo por las Termas de Caracalla.
De ser posible, recorre la ciudad en vespa o en un Fiat 500. De esa forma, te sentirás como un auténtico romano aunque debes tener paciencia, el tráfico puede llegar a ser una locura.
Claramente, no puedes dejar Roma sin comer por lo menos un gelato, desayunar con un capuccino y un cornetto y sin probar la pizza al taglio, un corte de pizza horneado en grandes bandejas rectangulares que se vende de acuerdo a su peso y generalmente se pide para llevar.
Esperamos que esta información te haya resultado agradable y útil.
Nos leemos la próxima semana.